El Monte Carmelo: patria del profeta Elías y origen de la Orden Carmelita

Ago 14, 2023

El Monte Carmelo, por ser el único promontorio de la costa, es el primer contacto visual con Tierra Santa por cualquiera que llega por mar.

El oratorio de la Sagrada Familia (antiguamente un molino), la ciudad moderna de Haifa y la bahía de Haifa (Wikimedia Commons)

El oratorio de la Sagrada Familia (antiguamente un molino), la ciudad moderna de Haifa y la bahía de Haifa (Wikimedia Commons)

Los libros del Antiguo Testamento mencionan en varias ocasiones el Monte Carmelo, siempre subrayando su posición destacada o su fertilidad. En el Cantar de los Cantares, es como un monte que corona la cabeza de la Amada (7,6). Isaías (33,9) profetiza una sequía que hará que las hojas de los árboles caerán hasta en las tierras fértiles de Basán y del Carmelo (véase también Jeremías 50,19; Amos 1,2 y Nahúm 1,4). El “esplendor del Carmelo” aparece también en Isaías (35,2) junto con la “gloria del Líbano”.  Pero, el recuerdo bíblico más destacado que tiene el Monte Carmelo como escenario concierne el profeta Elías. En la cumbre del monte, Elías desafió los sacerdotes de Baal (1 Reyes 18). En el noroeste de la cadena del Carmelo, un monasterio de la Orden del Carmelo se eleva sobre un lugar llamado en árabe al-Muhraqa para hacer memoria del evento.

Más que una cordillera, el monte del Carmelo es un macizo en forma de triangulo, ligeramente inclinado hacia el sur. En su parte occidental, bordeando el mar, el Carmelo está entrecortado por varios torrentes profundos. En el siglo XII, algunos ermitaños inspirados por la vida reclusa del profeta Elías, escogieron uno de estos torrentes – Wadi Siah – como lugar de retiro. Cavaron sus celdas en la roca caliza blanda de la ladera del monte y construyeron una capilla dedicada a Nuestra Señora del Carmelo. Se rompió de repente la quietud de esta comunidad monástica cuando, el 4 de julio del año 1187, el sultán Saladino derrotó el ejército del rey de Jerusalén en la batalla de los Cuernos de Hatín, encima de Tiberíades. Los ejércitos musulmanes se esparcieron por el país y conquistaron la casi totalidad del reino cruzado de Jerusalén en pocas semanas. Los ermitaños fueron expulsados y con ellos la incipiente Orden del Carmelo. Con grandes dificultades renació la Orden en Europa.

Ruinas del convento medieval en Wadi Siah (Carmel Holy Land)

Ruinas del convento medieval en Wadi Siah (Carmel Holy Land)

La Iglesia, en últimas décadas del siglo XII, había experimentado un florecer sin precedente de las órdenes religiosas. Para poner orden en tanta actividad fundadora, el cuarto concilio de Letrán (1215), estableció que las fundaciones creadas después de la fecha del concilio tenían que integrarse en otras ordenes ya establecidas. Peligraba la existencia de la orden del Carmelo cuyos estatutos no habían sido aprobados en aquella fecha.
Es en este contexto que la Virgen María se apareció al general de la orden carmelitana san Simón Stock, asegurándole que la orden gozaba del favor divino. Como señal de este amparo divino, la Virgen regaló a san Simón el “escapulario”.

Hubo que esperar la Edad Moderna y la refundación de la Orden del Carmelo por santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz, para que la devoción del escapulario del Carmen cuajara y se difundiera por todo el mundo católico. Como señal de este renuevo espiritual, un convento de carmelitas fue fundado en la cima occidental del monte Carmelo. El nuevo edificio, llamado Stella Maris, dominaba el mar: a su vista los peregrinos solían pararse en el puente de su barco y rezar una Salve.

El convento de Stella Maris (Carmel Holy Land)

El convento de Stella Maris (Carmel Holy Land)

En 1799, el general Napoleón Bonaparte y su ejército fracasaron en su intento delante de los muros de Acre. En su retirada, Napoleón dejó en el monasterio de Stella Maris unos quince soldados contaminados por la peste. Fueron asesinados por el ejército otomano que había vencido a los franceses. Un monumento en forma de pirámide – en referencia a la campaña de Egipto del general francés – acoge a los visitantes, delante de la fachada del monasterio. El epitafio, inspirado por el lamento de David tras la muerte del rey Saúl y de su hijo Jonatán, lee en latín “Quomodo ceciderunt fortes in bello/ ¿Cómo han caído los fuertes en la pelea?” (2 Samuel 1,25).

Destruido por Abdullah Pasa, gobernador de Acre, en 1821, el monasterio fue reconstruido en su forma actual en 1836.
Al entrar en la iglesia, el peregrino se encuentra con una hermosa talla de la Virgen del Carmen detrás del altar principal, encima de una tribuna. Debajo, unas escaleras le conducen a la cueva del profeta Elías al que los habitantes de Galilea tienen tanta devoción.

Por Henri Gourinard

Interior de la iglesia de Stella Maris (Wikimedia Commons).

Interior de la iglesia de Stella Maris (Wikimedia Commons).

 

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