El conocimiento sapiencial en María

Ago 14, 2023

El pueblo de Israel contemplaba la sabiduría como el modo de comunicarse con Yahvé. Los judíos piadosos utilizaban, además de la Torá, los Salmos, el libro de los Proverbios y los otros libros sapienciales en sus oraciones. No tiene la cultura objetivante de Grecia ni de Roma, se dirigen a Yahvé con oraciones, como un hijo a su padre, no con mitos y con temor como hacen los paganos.

La sabiduría actúa en el ámbito de la intimidad personal y por lo tanto, al conocer con un conocimiento habitual en libertad, es capaz de conocer lo más sublime. María, por lo tanto, actuó siempre en libertad.

Abadía de la Dormición

Abadía de la Dormición, Jerusalén

Podríamos pensar que María no tuvo ninguna dificultad en su trato con Dios por estar concebida sin pecado, y esto no es cierto, sino que al contrario, ella tuvo que actualizar su entrega libre a Dios cada instante de su vida, dada la inmensidad del receptor de su amor. Tiene que actualizar continuamente su libertad para poder llegar al calvario y “estar de pie” en el momento de la crucifixión, lo que significa estar en plenitud de amor redentor con su Hijo.

Entender el misterio de la Redención no es tarea fácil para nosotros porque, al nacer con el pecado en nuestra naturaleza, no comprendemos totalmente el daño del mismo. Sin embargo, María “veía” con enorme claridad esta diferencia por estar alejada del pecado.

“Por otra parte, María fue, en cierto modo, asumida por el Verbo. Por tanto, fue la criatura viviente que más tuvo que aprender, precisamente para no desmerecer de su unión con su Hijo. Este aprendizaje llevó consigo el crecimiento de su caridad, hasta el punto del olvido completo de sí. Si bien se mira, este heroico amor es superior a cualquier amor humano. (Leonardo Polo. Epistemología, Creación y Divinidad.  Cap. 7, 7. La madre de Cristo).

Tenemos un dato que nos lo avala. María, al pie de la cruz, perdona a los que están clavando delante de ella a Jesús, a los que delante de ella insultan a su Hijo y en ningún caso hay en ella rebelión alguna, sino perdón. Ella sabe cuán grande es la bondad de su Hijo, y siente en lo más profundo de su corazón el desprecio que le hacen los hombres. Ella sí sabe que lo que está ocurriendo, en ese momento no es el ajusticiamiento de un hombre, sino el comienzo de una nueva vida sobre la cual ya no tendrá dominio la muerte.

María, al final de su vida, es una viuda hebrea que se ha curtido en el dolor cada instante de su vida, y que libremente lo ha aceptado y amado. No ha roto nunca la relación personal con su Padre Dios, ni con su Hijo, ni con el Espíritu Santo.

Cuando la joven María conoce a José, no sabe que ella será la madre del Mesías. Es José el que descubre que aquella joven que quiere vivir en virginidad, podría ser la virgen que describe el libro de Isaías. Es José quien le muestra, en los profetas, que ella puede ser la elegida. Así que, ellos se enamoran de la sabiduría en la Sabiduría.

Notre Dame of Jerusalem Center

Notre Dame of Jerusalem Center

Y cuando su Hijo desde la cruz le dice” Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn, 19, 26) no dice nada. Acepta, como cuando José le dice que hay que salir de noche a Egipto y no dice nada. Esa aceptación sólo se mantiene por el inmenso amor personal a su Padre Dios, que Ella expresó en la aceptación de su maternidad. Amor donal.

Así María, identificada con su Hijo, creció en edad, sabiduría y gracia, delante de Dios y de los hombres.

Por Domingo Aguilera Pascual, autor de los libros “Las Relaciones de María” y “Las Relaciones de José” y del blog www.amigosdelavirgen.org

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