Quién visita Belén en una peregrinación moderna, casi siempre empieza su itinerario con una parada rápida en el “Campo de los Pastores”. Se sitúa en el municipio de Beit Sahur, al sureste de Belén. El lugar santo está a cargo de la Custodia Franciscana de Tierra Santa. Se presenta como un jardín. Tras un breve recorrido sobre un caminito bordeado de pinos, los peregrinos llegan en frente de una iglesia del siglo XX, obra de Antonio Barluzzi. Éste fue el arquitecto que edificó muchas de las iglesias para los lugares santos llevados por los Franciscanos entre las cuales destacan la Iglesia de las Naciones en Getsemaní, la iglesia del Monte Tabor, y la de las Bienaventuranzas.
El arquitecto tuvo la idea ingeniosa de coronar su edificio con una cúpula agujereada con vanos pequeños -elemento arquitectónico común de los baños turcos- por los cuales se infiltra la luz del día. Instintivamente estos pozos de luz atraen las miradas hacia el cielo, hacia la aparición angélica. Debajo de la cúpula, los linteles de los arcos que rodean el coro, llevan escritas en latín las palabras de la salutación de los ángeles a los pastores:
Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis
Estos pastores, nos dice el evangelio “pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.” (Lc 2:8) Llama la atención que el pueblo palestino donde se encuentra el Campo de los Pastores se llama “Beit Sahur”, lo que significa: “la casa de los que velan”. Los habitantes de Belén se negaron hacer un sitio en sus casas a la Sagrada Familia. Rechazaron la Luz del mundo antes de que naciera. Fue a unos pastores que velaban en el frio de la noche que “la gloria del Señor” envolvió de su luz gloriosa para revelarles el nacimiento del Salvador (cfr. Lc 2:9).
Debajo de esta pequeña capilla, unas cuevas labradas en la roca por los pastores del lugar han sido transformadas por los Franciscanos en oratorios para que los grupos de peregrinos pudieran celebrar la misa. Que sea en el tiempo de Navidad o bajo el calor del verano, resuenan las voces de villancicos en el Campo de los Pastores.
Más abajo, los excavadores pusieron a la luz unos restos de viviendas y una iglesia de la época bizantina.
Ya en esta época, aquel lugar de Beit Sahur estaba identificado con el sitio de la aparición de los ángeles a los pastores.
San Jerónimo, que bien conocía la zona por vivir en Belén, en su traducción latina al Onomasticon (catálogo de lugares bíblicos) de Eusebio de Cesárea, añade lo siguiente:
“Una milla más allá [de Belén], cerca de la torre de Ader, que significa «torre del rebaño», es donde los pastores escucharon proféticamente el nacimiento del Señor antes de que ocurriera. También cerca de este mismo Belén se señala la tumba de uno de los reyes de Judea, Arquelao, a la que se llega primero por un estrecho sendero que se desvía de la carretera principal hacia nuestra celda”
Del punto de vista factual, la distancia (una milla) mencionada por Jerónimo encaja perfectamente con el lugar del Campo de los Pastores en Beit Sahur (1.6 km en línea recta). Más interesante, sin embargo, es el nombre de aquel lugar que nos da san Jerónimo: “Turris Ader” – la Torre del Rebaño. Remite al libro del profeta Miqueas. De aquel profeta, la profecía más famosa es la que habla del nacimiento del “que ha de gobernar a Israel” en Belén Efratá, es decir (Mi 5:1-3):
“Y tú, Belén, | pequeña entre los clanes de Judá, | de ti voy a sacar | al que ha de gobernar Israel; | sus orígenes son de antaño, | de tiempos inmemoriales. Por eso, los entregará | hasta que dé a luz la que debe dar a luz, | el resto de sus hermanos volverá | junto con los hijos de Israel. Se mantendrá firme, pastoreará | con la fuerza del Señor, | con el dominio del nombre del Señor, su Dios; | se instalarán, ya que el Señor | se hará grande hasta el confín de la tierra.”
Cabe resaltar dos temas: el de la luz y el del pastor. La luz (5:2) es la que apareció a los pastores. La figura del pastor remite a David -ungido por Samuel al volver de pastorear las ovejas de su padre Jesé- de la estirpe de quien desciende Cristo. Como David era pastor de ovejas, el Mesías (el ungido) será pastor de su pueblo.
Justamente, en el capítulo anterior, Miqueas también habla de las ovejas y ya anuncia al pastor de Israel (Mi 4:6-8):
“Aquel día —oráculo del Señor— | juntaré a las ovejas cojas, | reuniré a las dispersas | y a las que había afligido. Haré de las cojas un resto, | de las cansadas, un pueblo numeroso. | El Señor reinará sobre ellos | en el monte Sión, | desde ahora y para siempre. Y tú, torre del rebaño, | Ófel de Sión, | recuperarás el poder de antaño, | la realeza de Jerusalén.”
El Señor, nos dice el profeta, reinará sobre el monte Sión -es decir Jerusalén. Parece, sin embargo, que Miqueas se está moviendo ya fuera de la Ciudad Santa: el oráculo de la “torre del rebaño” (Turris Ader en latín) aparece justo antes del que concierne Belén Efratá (Mi 5:1). Basándose en este texto, San Jerónimo afirma que la “Torre del Rebaño” (Turris Ader) está precisamente en el campo donde velaban los pastores cuando recibieron la noticia del nacimiento del Salvador de Israel, Jesucristo.
Por Henri Gourinard
