Una Iglesia para los abuelos

Sep 19, 2025

Después de las vacaciones, de regreso en Jerusalén, recibí un mensaje de Nick y, ¡cómo no!, una pregunta. –“En el pueblo el día 8 celebran otra fiesta de la madre de Jesús. Mi abuela dice que es su cumpleaños”. 

Le expliqué que, desde los primeros siglos, aquí, en Jerusalén, el 8 de septiembre se celebra el aniversario del nacimiento de María. Y en el siglo IV le regalaron una iglesia -la Basílica de Santa Ana-, construida sobre la casa donde nació, y donde vivió de niña con sus padres, Joaquín y Ana, los abuelos de Jesús. 

Santa Ana y San Joaquín, Museo Santa Ana, Jerusalén

Santa Ana y San Joaquín, Museo Santa Ana, Jerusalén

María Josefa me escribió otro mensaje: – “No sabes qué contento está Nick al saber que Jesús tuvo abuelos”. 

El comentario de María Josefa me recordó el encuentro con Nick en el avión. Él viajaba en el asiento de la ventanilla, y se dirigió a mí para que compartiera la belleza de la luz entre las nubes. Me habló de sus paseos en bicicleta, o a pie, dejándose captar – no son sus palabras, pero sí su emoción al hablar de lo que hacía- por el encanto de la naturaleza. Fue entonces cuando le hablé de Dios y ante mi sorpresa dijo: “Dios no existe y, si existió alguna vez, murió: lo mataron”. 

Nunca olvidaré la expresión de su cara cuando le hablé de la Tumba vacía y le dije que Dios había resucitado y que estaba vivo: fue un instante gozoso porque sintonizó con su enorme sensibilidad de niño abierta al infinito. 

Lugar de nacimiento de Nuestra Señora, Iglesia Santa Ana, Jerusalén

Lugar de nacimiento de Nuestra Señora, Iglesia Santa Ana, Jerusalén

En aquella ocasión, al despedirnos, le animé a disfrutar de sus paseos en bici por el campo y que, ante esa naturaleza que le atraía, se parase en silencio a “pensar”. Pensar en esas circunstancias es, sobre todo, detenerse a contemplar, y es también un modo de rezar. Porque la contemplación forma parte del lenguaje de Dios.

En Tierra Santa es fácil contemplar. El día 8 me acerqué hasta la iglesia de Santa Ana y allí me dejé captar, una vez más, por el ambiente de fiesta de un cumpleaños, presente y eterno a la vez, compartido por miles, millones de familias de todo el mundo y recé por todos los abuelos y nietos de todos los tiempos. Y desde allí mandé fotos a mis contactos para que conocieran la Basílica y pudiesen adentrarse, ellos también, en “la magia de Jerusalén”.

Por Carmen Rodríguez Eyré

Santa Ana y María, Iglesia Santa Ana

Santa Ana y María, Iglesia Santa Ana

Lugar de nacimiento de Nuestra Señora

Lugar de nacimiento de Nuestra Señora

Altar, Iglesia de Santa Ana

Altar, Iglesia de Santa Ana

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