Un Encuentro en el Aire

Jul 17, 2025

En un vuelo corto comencé a hablar con un niño que viajaba solo.

En un momento de la conversación me dijo con todo el aplomo de sus 8 años:

  • Dios no existe.
  • ¿No?

Ante mi asombro añadió: 

  • Bueno, y si existió alguna vez murió: lo mataron.
  • ¡No puede ser! le respondí, con la misma seriedad y contundencia. Supongo que me hablas de Jesús que murió en una cruz.

– Sí, me dijo.

  • Pues resucitó, le respondí. Yo vivo en Jerusalén y su sepulcro está vacío. Yo lo vi. La gente de todo el mundo viene a Jerusalén y pasa horas haciendo cola para ver el sepulcro vacío.

El niño me miró muy sorprendido ante semejante noticia: ¿Por qué le habían ocultado ese dato? Hablamos muy poco más porque el avión aterrizó y le esperaba su abuela. Pero a los dos nos costó separarnos.

El 15 de julio la iglesia de Jerusalén celebra la dedicación de la Basílica del Santo Sepulcro.

La basílica del Santo Sepulcro, conocida también como la iglesia de la Resurrección es considerada el lugar más sagrado del cristianismo 

En el mundo hay miles, millones quizá, de tumbas vacías, sin más interés que el dato documental arqueológico o cultural. ¿Cómo es posible que la historia de la humanidad haya cambiado por una tumba vacía en Jerusalén?

La Tumba vacía fue testigo de la resurrección de Jesús que rompió todos los moldes de la experiencia humana. Los Apóstoles, en estado de shock, después de la crucifixión se resistieron a creer algo tan extraordinario: se quedaron aterrados cuando Jesús se presentó en medio de ellos en el Cenáculo. Tuvo que convencerlos: “mirad mis manos y mis pies, soy yo, tocadme: un espíritu no tiene carne y huesos como yo tengo”. Y les pidió algo de comer: le ofrecieron un trozo de pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos. ¿Hay algo más material que comer, masticar, tragar?

Santo Sepulcro, Jerusalén

Santo Sepulcro, Jerusalén

Tomás, que no estaba con ellos, se resistió a creer: ¡Venga ya! “si no meto mi mano en sus heridas no creeré”. Y Jesús, complaciente se apareció de nuevo y le dijo: “trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Jn 20,27).

La historia es una ciencia que se apoya en fuentes diversas para dar a conocer hechos que sucedieron y explicarlos. Ciertamente los datos se pueden menospreciar, tergiversar, reinterpretar.  A veces preferimos ver secretas y torcidas manipulaciones en lugar de aceptar los hechos tal y como son, aunque no logremos entenderlos. Desde el principio se intentó cambiar el significado de la tumba vacía. 

La fe, aunque es razonable, no es obvia -si fuera así no habría fe-: es un don gratuito. Pero es también una elección personal y libre, una respuesta. Yo ya he elegido y me he puesto en la fila de los que entran a rezar en la Tumba Vacía.

Por Carmen Rodríguez Eyre

Entrada al Santo Sepulcro, Jerusalén

Entrada al Santo Sepulcro, Jerusalén

 

 

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