24 de diciembre en Tierra Santa

Dic 9, 2025

Cuando visité Saxum Visitor Center, me llamó la atención la línea del tiempo: en paneles verticales recorre los acontecimientos más significativos de la historia de la salvación, entrelazados con sucesos de la historia universal. En el mismo patio exterior, un mapa en el suelo señala los principales lugares -los itinerarios- que permiten al visitante caminar tras los pasos de Abraham y Moisés.

Línea del tiempo de la Biblia, Saxum Visitor Center

Línea del tiempo de la Biblia, Saxum Visitor Center

Me gustó mucho la síntesis histórica presentada en sencillas coordenadas geométricas: hechos secuenciados y relacionados con otros, sucedidos en el mismo período de tiempo, en lugares diversos. 

Meses después asistí en el Campo de los Pastores, en Beit Sahour a unos 2 km de la Basílica de la Natividad en Belén, a la liturgia católica de la Natividad: allí, a medianoche, el 24 de diciembre, la misma historia del centro multimedia de Saxum: los mismos hechos, contados, ¡cantados! a capella, en el antiquísimo pregón que anuncia la Navidad, rompiendo, en esta ocasión, la línea del tiempo, para revivir, vivir de nuevo, un acontecimiento que cambió el rumbo de la historia.

El pregón dice así: 

“Habiendo transcurrido innumerables años, desde la creación del mundo, cuando en el principio Dios creó el cielo y la tierra y formó al hombre a su imagen; 

pasados siglos y siglos desde que, tras el diluvio, el Altísimo puso en las nubes su arco como signo de alianza y paz; 

en el siglo veintiuno, desde que Abraham, nuestro padre en la fe, salió de Ur de los Caldeos;

transcurridos siete siglos desde que el pueblo de Israel fue guiado por Moisés para salir de Egipto;

cerca del año mil desde que David fue ungido rey; en la sexagésima quinta semana de la profecía de Daniel; 

en la centésima nonagésima cuarta Olimpiada; en el año setecientos cincuenta y dos desde la Fundación de Roma;

en el año cuadragésimo del imperio del César Octaviano Augusto; estando todo el mundo en paz;

Jesucristo, eterno Dios e Hijo del Eterno Padre, queriendo santificar el mundo por su advenimiento, fue concebido por obra del Espíritu Santo, y transcurridos nueve meses después de ser engendrado, en Belén de Judea nació de la Virgen María hecho hombre.”

Aquella noche en Belén  comprendí una vez más, que existen modos diversos de conocer la realidad, que se iluminan y complementan entre sí: ciencia y fe, razón y emoción. Y la extraordinaria capacidad que todos tenemos de dejarnos penetrar por los hechos y compartirlos. A mi lado una amiga mexicana trataba de describir lo que acabamos de vivir: “aquí la realidad que yo había conocido desde niña y que cada año regresaba con sus rituales de corcho y barro, papel de plata y musgo, se transforma; mis ojos se han abierto a una luz nueva, que desconocía hasta hoy.” 

Quizá, a fin de cuentas, lo más  importante para llegar a conocer, es liberarse de prejuicios y mirar con sencillez y limpieza de corazón lo que nos rodea

Por Carmen Rodríguez Eyré

 

Compartir: